“Para que a los españoles les vaya bien en España, a España le tiene que ir bien en el mundo”

El Ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, se preguntó "¿Qué papel queremos jugar en el mundo?", en la conferencia inaugural del curso "España en el mundo".

Esta semana pasada se celebró en Santander la segunda edición del curso “España en el mundo”, organizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP). Fieles a nuestro compromiso por entender qué ocurre en el mundo y realizar aportaciones a los debates de fondo que afectan a España, desde Agenda Pública nos hemos sumado a las jornadas con la presencia de nuestro director, Marc López Plana.

Bajo la dirección de Federico Torres Muro, embajador de España ante la OTAN, el curso “España en el mundo II: orden internacional y cambio geopolítico” se ha convertido en punto de encuentro del Ministerio Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación con expertos nacionales e internacionales, think-tanks, estudiantes y jóvenes diplomáticos para debatir sobre los temas más acuciantes de la agenda internacional y su impacto en la política exterior española.

A lo largo de cinco jornadas se ha debatido sobre el futuro de la UE y la OTAN, la situación en Gaza, la agresión rusa a Ucrania y la seguridad en Europa, el aumento de la conflictividad, la reforma del multilateralismo, el ascenso del “Sur Plural”, la financiación al desarrollo o las consecuencias geopolíticas de las transiciones ecológica y digital, abordando también la situación de regiones como América Latina, el Sahel, África Occidental y el Indo-Pacífico. 

Todo ello con la ambición de que España tenga una política exterior cada vez más estratégica, anticipatoria y adaptada a estas grandes transiciones globales: precisamente el cometido de la División de Estrategia y Prospectiva del Ministerio de Asuntos Exteriores, que se ha encargado de organizar el curso.

El ministro y todos los secretarios de Estado del ministerio han participado activamente en el seminario, exponiendo las líneas maestras de la política exterior española. “¿Qué papel queremos jugar en el mundo?”, se preguntó el ministro, José Manuel Albares, en la conferencia inaugural. “Para que a los españoles les vaya bien en España, a España le tiene que ir bien en el mundo”, aseveró, ya que en un mundo cada vez más interconectado e interdependiente los intereses más básicos de los españoles a menudo se dirimen en la esfera internacional.

Las recientes elecciones en Venezuela marcaron las primeras declaraciones de Albares a su llegada al curso de verano, cuando afirmó que los resultados deben ser transparentes y pidió que sean verificables por todo el mundo, principalmente por la oposición venezolana. 

Asimismo, el curso quiso dar una relevancia especial a la situación de Gaza, por lo que empezó con un debate entre el ministro español y Ayman Al Safadi, vice primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores y Expatriados de Jordania. No en vano, se trata de una prioridad de la política exterior española, que se ha reflejado en el reciente reconocimiento del Estado palestino por parte del Gobierno español. El debate lo moderó Nathalie Tocci, directora del Istituto Affari Internazionali de Roma y analista de Agenda Pública. 

La coincidencia fue clara: una vez conseguido el alto el fuego —que es el paso imprescindible y necesario—, se tiene que convocar una conferencia para conseguir la implementación de los dos Estados. Es una cuestión de justicia para los palestinos y, para el Estado de Israel, es la mejor solución para su seguridad. El proceso debe ser flexible porque no todos los países pueden aprobar de forma inmediata está solución, pero también debe estar protegido por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Como dijo Al Safadi, no se necesita otra vez un proceso sin fin a la vista: se necesita un plan para implementar la solución de los dos Estados. La idea de volver a tratar el conflicto desde un enfoque de “gestión de crisis” es sencillamente ridícula.

La situación en Gaza y la solución de los dos estados fue, también, objeto de debate en una excelente sesión en la que participaron Alberto Ucelay, director general de Política Exterior y de Seguridad del ministerio; Covadonga Morales, coordinadora de Programas de la Friedrich-Ebert-Stiftung en Madrid, y Eduard Soler, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Barcelona. Este último ha desgranado su participación en un interesante hilo en X.

Por último, Dina Pati Djalal, ex embajador de Indonesia en EEUU, explicó que lo que marca el mundo actual es el ascenso de las potencias medias, con políticas exteriores transaccionales y multi-alineadas, sin escoger entre China y EEUU. Un fenómeno que muchos califican de auge del Sur Global, aunque muchos ponentes prefirieron usar el concepto de Sur Plural, al no ser un bloque homogéneo ni encontrarse todos los países en el sur. Pati recalcó que, aunque tanto el norte como el sur usan dobles estándares a la hora de afrontar diversas crisis o conflictos, la forma con la que Occidente ha encarado la guerra de Gaza supondrá un gran impacto a largo plazo en la psique del Sur Global, especialmente por la comparación con Ucrania y en término de respeto al Derecho Internacional.

La segunda jornada arrancó con la intervención de Diego Martínez Belío, secretario de Estado de Asuntos Exteriores y Globales. Fue al grano y se dirigió a los participantes de forma clara, afirmando que, en un mundo de turbulencias geopolíticas, los europeos debemos “mejorar la coordinación” en política exterior y “priorizar objetivos” si queremos ser eficaces. El mundo transita de las reglas al poder y a los europeos nos corresponde tratar esto como un hecho, no sólo lamentarnos. La diplomacia, dijo, es una conversación, y, en un mundo donde las tendencias demográficas y económicas ya no son las que hace cincuenta años privilegiaban a Estados Unidos y Europa, esta conversación tiene que incluir muy especialmente al “Sur Plural”. “Tenemos que cambiar la forma en la que nos dirigimos a nuestros socios, sin ser paternalistas, y ser coherentes en nuestra actuación, específicamente en Ucrania y Gaza”. 

Ucrania, el futuro de la seguridad europea y la hoja de ruta de la OTAN tras la cumbre Washington protagonizaron el resto de la jornada, en la que se concluyó que, ahora mismo, la UE debe reforzar sus capacidades de cara a estar preparada para escenarios ya no tan descabellados, como un ataque de Rusia a Estonia. Michael Kofman (Carnegie), Kristina Kausch (GMF) y Max Bergman (CSIS) hicieron hincapié en la necesidad de invertir más en defensa y pensar en diversos escenarios para ayudar a Ucrania, especialmente de cara al próximo invierno, que se antoja duro. Como se subrayó, la UE debe hacer más en defensa y no lo dice solo Trump y su candidato a vicepresidente, sino que es un sentir compartido por muchos de los presentes en la reciente cumbre de la OTAN en Washington que celebraba su 75 aniversario. Una Europa unida puede llegar a ser una potencia capaz de defender sus intereses: pero también las potencias medias tienen ventajas para actuar con flexibilidad y sentido de la oportunidad en un mundo menos rígido como el actual. Por su parte, Richard Gowan analizó las opciones de reforma del sistema de Naciones Unidas, una necesidad ampliamente compartida, pero para la que difieren las soluciones. Pese a que sea muy complicado llegar a un acuerdo se deben explorar las posibilidades que ofrecen la Cumbre del Futuro o el próximo cambio de Secretario (probablemente Secretaria) General de la organización.

La tercera jornada centró su atención en la agenda europea en el próximo ciclo político, que empieza después de las recientes elecciones al Parlamento Europeo y de la elección de los llamados top jobs europeos. El secretario de Estado para la Unión Europea, Fernando Sampedro, mencionó el importante papel que jugó España en la elección de los top jobs en la anterior legislatura europea, así como en la elección de las prioridades de la Comisión. “España volverá a ser decisiva” en las negociaciones actuales y defenderá sus intereses y los que considera que son los de los europeos. Pero tan importante como las personas que se harán cargo de la agenda es la propia agenda. Todo apunta a que las prioridades de la Unión durante este mandato se centrarán en la seguridad, la competitividad y la protección de nuestras democracias. 

La aportación española a la agenda estratégica europea —desgranó Sampedro— se centrará en mantener y reforzar nuestra competitividad pero sin renunciar a la agenda verde y la dimensión social, como las políticas de acceso a la vivienda, así como la transformación del modelo productivo. Esto último requerirá una financiación europea potente, que contemple la puesta en marcha de recursos propios para financiar bienes públicos europeos, y un debate profundo sobre las ayudas de Estado, que generan inequidades territoriales cuando la Comisión Europea establece excepciones. En resumen, reforzar el proyecto europeo cuando es más necesario que nunca y no permitir que el ascenso de las fuerzas ultras y euroescepcticas lo debilite. 

La autonomía estratégica abierta fue unos de los temas que protagonizaron el debate que acompañó a la intervención de Fernando Sampedro y en la que participaron Marcos Alonso, embajador representante permanente de España ante la UE; Fabrice Pothier, CEO de Rasmussen Global, e Ilke Toygür, directora del Global Policy Center en el IE School of Politics, Economics and Global Affairs. Los dos últimos también han analizado la política europea en Agenda Pública.

En el ambiente estaba muy presente la necesidad de que España juegue bien sus cartas en la nueva composición de la Comisión y no solo en cuanto a la cartera de la comisaria europea, sino en otros puestos clave dentro de la estructura de la Comisión. Como se puso de manifiesto, es importante que España lidere una reflexión en las prioridades de la política exterior europea y que se establezcan contrapesos en una Comisión que tendrá puestos clave mirando mucho al este, pero que no debe olvidar sino priorizar el vecindario sur (se creará un nuevo comisario dedicado al Mediterráneo) y a América Latina. 

Precisamente, con la mirada puesta en América Latina empezó la cuarta jornada del curso. En su intervención, Susana Sumelzo, secretaria de Estado de Iberoamérica y el Caribe y el Español en el Mundo, incidió en que América Latina reivindica su espacio global y afirmó que España quiere contribuir a poner encima de la mesa los temas que preocupan a la región. Citó desde la justicia financiera hasta la movilidad humana, que une a nuestros países, pasando por la seguridad humana ante el crimen organizado. Pero para que estos temas estén en la agenda pública global, la secretaria de Estado apostó por que el idioma español esté presente en los espacios de poder, en el mundo científico y el de la comunicación y la información. “¿Es normal que México y Ecuador estén litigando en el Tribunal de La Haya en inglés?”, lanzó.

Nuestro director, Marc López Plana, que participó en el panel posterior, preguntó por qué no existe un The Economist o un Financial Times en español. A su juicio, el español será un gran beneficiado de las posibilidades que abre la inteligencia artificial para la traducción inmediata, pero el buen contenido de análisis y la conciencia y presión que se ejerza desde los países iberoamericanos tienen que conseguir que sean los anglosajones los que también traduzcan del español al inglés y no solo al revés. La batalla de las ideas debe realizarse en español porque el idioma también expresa una cosmovisión del mundo. 

En el panel en el que participaba nuestro director también estuvieron Andrés Allemand, secretario general de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB); Anna Ayuso, investigadora sénior para América Latina de CIDOB, y Jason Marczack, vicepresidente del think-tank americano Atlantic Council. Este último fue unos de los siete expertos que trabajaron con la vicepresidenta y candidata Kamala Harris cuando se hizo cargo de los asuntos de América Central.  

Es muy conocida, porque siempre ha sido una prioridad de la política exterior española, la importancia de América Latina. Recientemente la región ha tomado aún mayor importancia porque tiene un tremendo potencial en el ámbito de los materiales críticos, que son centrales para el desarrollo tecnológico y energético del mundo, así como ser más atractiva de cara a las políticas de diversificación comercial y diplomática. 

Los expertos de la mesa sobre América Latina estuvieron de acuerdo en una agenda compartida centrada en el diseño de una arquitectura financiera global que tenga muy en cuenta el endeudamiento de muchos países de la región y la migración, así como la seguridad y la lucha contra el crimen internacional. En este sentido, se planteó la posibilidad de que la OTAN —como ya ha hecho con Colombia— amplíe el número de países que en la región puedan ser aliados estratégicos no miembros de la organización transatlántica

América Latina y la arquitectura financiera internacional son buenos ejemplos del papel que España tiene en el mundo. El secretario general de la SEGIB recordó que la próxima Cumbre Iberoamericana se celebrará en España y la secretaria de Estado de Cooperación, Eva Granados, destacó en la última jornada del curso que Sevilla acogerá la 4º Conferencia Internacional de Financiación al Desarrollo, la referencia global en su ámbito. “España es un buen socio para el llamado Sur Plural”, afirmó. También se explicó el desarrollo de la nueva Ley de Cooperación Global con el que se pretende modernizar las estructuras de la cooperación española y acercarse al 0,7% de la Renta Nacional Bruta que ha pasado a ser un objetivo obligatorio. 

El curso “España en el mundo II” concluyó con un acuerdo unánime de la importancia de que existan estos espacios de intercambio entre diplomáticos, políticos y académicos. Agenda Pública ha participado, invitada por el Ministerio de Asuntos Exteriores, porque está comprometida por visibilizar una visión del mundo desde España para posicionar a España en el mundo. España debe participar con toda su ambición de los grandes retos globales, porque, como concluyó Federico Torres, aunque la política de poder vuelva al centro del debate, los retos comunes como el cambio climático, las consecuencias del avance tecnológico o el empeoramiento de algunos índices de desarrollo no han desaparecido.

La primera edición del curso, celebrada el año pasado, adoptó una perspectiva fundamentalmente europea de la política exterior de España, coincidiendo con la presidencia española del Consejo de la UE en el segundo semestre de 2023. Aunque este año la perspectiva haya sido más global, Europa sigue en el centro de la diplomacia española como comunidad de valores a la que pertenecemos y multiplicador de nuestra presencia e influencia en el mundo.

N. del E.: contenido reproducido y compartido por su contribución a la internacionalidad de España desde Agenda Pública. Puedes ver el contenido original aquí.