Tribuna de José Luis Bonet: ‘La paradoja de la confianza empresarial’

El Confidencial publica una tribuna de José Luis Bonet, presidente de Fundación Conexión España, donde reflexiona sobre la necesidad de políticas públicas que impulsen la productividad y competitividad del tejido empresarial español, especialmente las pymes, en un contexto de incertidumbre.

Las empresas españolas se muestran optimistas sobre la evolución de sus negocios: ocho de cada diez creen que cumplirán o superarán las expectativas que tenían para este ejercicio, y más de la mitad sonoptimistas respecto a la evolución de sus negocios en 2026. Sin embargo, también ocho de cada diez creen que la economía española irá a peor el próximo año y, en general, consideran que la situación política es la principal amenaza para la evolución económica del país.

Esta contradicción que, un año más, refleja el Estudio de Clima Empresarialque realiza la Cámara de Comercio de España, muestra cómo las empresas españolas cada vez más trabajan a espaldas del entorno de incertidumbre e inestabilidad política que, aunque no paraliza su actividad, sí supone un freno para la misma.

Los poderes públicos deben favorecer, incentivar y apoyar la actividad empresarial que es la que crea riqueza y empleo en un sistema de economía de mercado como el nuestro. Sin embargo, en España, la política se convierte en motivo de preocupación para las empresas y genera un entorno que incide negativamente en sus expectativas en forma de mayor presión fiscal y parafiscal, cargas administrativas excesivas o costes laborales crecientes.

Las empresas españolas han mostrado en estos años de dificultades su determinación y compromiso. Pero, en una situación de grandes incertidumbres y volatilidad, el tejido productivo, y en particular las pymes, necesitan políticas que faciliten su actividad.

Nuestro reto fundamental como país es mejorar la productividad, la gran asignatura pendiente de la economía española, y para ello las políticas públicas deben incidir en el impulso de la digitalización, la innovación y en la formación. En definitiva, en todas aquellas medidas que propicien la competitividad y la productividad de nuestro tejido empresarial, particularmente de las pymes.

Ahora bien, en tiempos revueltos como los actuales, con ruido interno y externo, las pequeñas y medianas empresas tienden a encerrarse en sus cuarteles de invierno y esperar a que pase el temporal para emprender nuevos proyectos. Es decir, se retraen, no asumen los riesgos -calculados, eso sí- y posponen las inversiones que serían necesarias para dar un nuevo salto de modernidad y progreso.

Si trabajamos juntos, podremos cambiar el relato pesimista que impera en la sociedad y que contribuye al arredramiento de las pymes

Para superar su inherente conservadurismo, las pymes requerirían de políticas públicas que las sitúen en el centro de la estrategia económica.

De cara a su actividad, las compañías identifican tres preocupaciones principales —el incremento de los costes laborales, la presión fiscal y la escasez de perfiles adecuados—. Para afrontarlas, resulta prioritario reforzar la conexión entre educación y empleo, modernizar las políticas de intermediación y formación, agilizar los trámites administrativos que encarecen la contratación y mejorar la eficacia de las políticas pasivas incentivando la búsqueda activa de trabajo. Estas medidas contribuirían a dinamizar el mercado laboral y a favorecer una creación de empleo más estable y sostenible en un entorno de transformación tecnológica y cambios demográficos, en el que la integración rápida de los inmigrantes será un factor decisivo.

En este contexto, se impone un enfoque estructural para dar respuesta a estos desafíos. Por ello, la Cámara de España aboga por avanzar en las reformas que condicionan la calidad y la durabilidad del empleo: adaptar la formación profesional y universitaria a las necesidades del tejido productivo, evaluar con rigor la eficacia de las políticas activas, reducir las barreras burocráticas a la contratación y fomentar una transición más ágil hacia el empleo. Paralelamente, resulta esencial que el marco regulatorio y fiscal promueva la competitividad empresarial mediante una administración más sencilla, la revisión de las cotizaciones sociales y el impulso a la inversión productiva y a la creación de empleo de calidad.

Además de todo ello, las pymes requieren de acompañamiento, apoyo y alianzas para conseguir sus objetivos. Y la Cámara de España, junto a la red de 83 cámaras territoriales, tenemos el conocimiento, la experiencia y las herramientas para asumir ese papel de acompañar, apoyar y tejer alianzas público-privadas que permitan a las pequeñas y medianas empresas dar un nuevo salto de modernidad y progreso.

Si trabajamos juntos, estoy convencido de que podremos cambiar el relato pesimista que impera en la sociedad y que contribuye de manera determinante para el arredramiento de las pymes. Las empresas tienen quecreer en sus posibilidades y en sus capacidades, y pueden contar con las cámaras de comercio para conseguir sus objetivos.

*José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España.

 

N. del E.: contenido reproducido y compartido por su contribución a la internacionalidad de España desde El Confidencial. Puedes ver el contenido original aquí